28 enero, 2009

De pecados antiguos.
Una culpa, una constelación de remordimientos.
Y todo el asunto de lanzar las piedras.

Qué sensación basta y asquienta la de sentirse observado.
¡No hay derecho! ¿Quién no tiene su bastión de culpas y remordimientos añejos?
Para arrepentirnos vagamos en las costas de la vida.
Y del arrepentimiento viene la duda, de la duda, la gracia
de la gracia, el pecado, del pecado el regocijo
y de él, sucio enemigo de la lucha, otra vez el remordimiento.

Delicioso círculo de vicios encantados.
Virtuosos momentos donde la decisión no tiene vela.

Perfecta la tarde en la que sólo se vive, se sienta, se lee, se fuma
Se desarma un libro, se compone una sinfonía y se baila desnudo.

Perfecta esa tarde.

2 comentarios:

Unknown dijo...

pues si, perfecta esa tarde (aunque yo no podría componer :P, pero salvando eso... jej)

besos mil

Miguel Rodríguez dijo...

Y perfecta comunión entre alma y contenido la que ofreces.

Me gusta, como me gusta visitarte.

Por cierto, te va bien ese template.

Besotes y que las buenas letras cuiden siempre de ti.