Tres hojas otoñales han posado sus a-clorofílicas penas en mi hombro.
Una: la primera en caer mencionó 6 números. Indescifrables números. 6
Dos: la segunda en caer, rió 37 horas con mi corazón hecho trizas. En la hora 38, frente a una pileta amarilla.
Cuatro: la tercera en caer me dictó este poema.
Tres hojas otoñales han sido felices en mi hombro.
Albergue casero, típico y marino.
Una, dos, cuatro,
¡Hijas! he caído en la cuenta: soy el árbol del que salieron.
19 enero, 2009
en 13:58
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario